jueves, 9 de abril de 2009

Los sueños de mejilla coloroda; Se Despidio Con Nostalgia

Ese día Anubis se despertó pensando en las tantas cosas que iba hacer en el viaje que hoy emprendería. Un viaje que iba durar días, semanas o tal ves años; pero eso no le importaba, solo quería saber como hacer para que sus días fueran como ahora, para que sus sueños fueran como antes, solo quería pensar en como iba pescar diamantes en el agua y como seria su vida en ese lugar....!!!!


El quería saber si iba a jugar a ser el explorador de sueños que solía hacer, si todavía iba jugar con sus abuelos o si vería el atardecer con ellos. Se preguntaba con nostalgia si sus amigos serian como los que tenia ahora? Si las personas lo iban a tratar igual o diferente? Si seguiría siendo aquel niño regordete de los cachetes rosados y rizos amarillos? Si aquel lugar donde iba había una casa igual a la de el, con un lago en la parte trasera donde solía ver los gansos nadando y jugueteando en el agua. Aquellos gansos que se quedaron sin padres y sin el abrigo de ese hogar que todos necesitamos, los cuales rescato junto a su padre es un día nublado tormentoso. Recordó también que aquel día cuando encontró a los bebes gansos horas antes recibió su primer beso; ese primer roce de labios que nunca se le olvidara porque lo estaba esperando desde hace mucho tiempo de esa niña de ojos dulces y color miel, de olor a brisa por la mañana y de aquella sonrisa pura con cabellos lacios y mejillas rosadas.


Nunca lo voy a olvidar Nhallea – dijo en voz alta pero a la vez susurrando.

Pasaron las horas y se encontraba ordenando su equipaje, donde vio el barrilete que junto a Santi, Sol, Nhallea y Chuo solían remontar por los aires imaginándose que eran ellos los que surcaban los cielos y que eran como los pajarillos que cantan todos los días en el atardecer. Después de tanto soñar e imaginar dejaban caer el barrilete, acto seguido dejaban caer sus cuerpos como las hojas caen en el otoño sobre el césped lleno de rocío mañanero. Luego veían al cielo jugando a que las nubes eran figuras en el aire y decían:


Sol: - A ver miren allá!!! Señalaba con su pequeño dedo achocolatado – A mi esa se me parece a los helados que nos da mama en las tardes de verano, esas tardes cuando hace mucho calor y el sol esta brillando como las estrellas de azúcar que les ponemos a los helados – si mmmmmmm. Dicen todos – sigues tu Chuo, dice Sol.


Chuo: - Aquella me recordó a los columpios en el parque donde jugamos siempre y donde a veces solemos pelear. También a veces he!!! Por el columpio rojo – dice Chuo con su voz dormilona de siempre poniendo su cara de alegría.


- Jajájajá ríen todos. Luego se para la niña con los ojos dulces y color miel y dice: - Ahora voy yo vean esa, es como el barrilete que volamos hace unos momentos porque va alto y tan rápido como queremos volar nosotros algún día. Dice dando vueltas alrededor de ellos con su vestido blanco de tiritas y soltando el aroma de frescura que tanto le gustaba a Anubis.


Luego siguió Santi – Esa que esta hay noooooo!!!! no!!!! Esa no mejor esta no no noooo!!! Mejor aquella - ya! Cual es? Gritan todos riendo. Bueno esta bien; esa que esta hay se me parece al almuerzo que vamos a comer hoy en casa. Dice Santi con placer – Jajájajá. Rien – y como sabes? Que así es la comida que nos va servir tu mama. Dice Anubis. - Es que el aroma llega. Dice Santi....


Vuelve en el tiempo y todavía escucha riendo a carcajadas sueltas a sus amigo no por el comelón de Santiago, sino porque cuando le toco describir su nube dijo con cara embobada que se le parecía a Nhallea porque era hermosa como ella. Y la niña río sonrojada junto a sus amigos.

Sonrío y dejo todo atrás ya todo estaba listo para partir su maleta estaba en su mano y todas las cosas que se iba a llevar, cerro la puerta de la habitación y se dijo a si mismo ojala no me olvide de esos momento, de esos tantos recuerdos y de aquel beso, ojala que nadie me olvide... siguió y ya estando en la estación; hay sus amigos, abuelos y sus padres lo acompañaron para que tomara el tren y despedirlo. Con lágrimas en los ojos se despidió aquel chico de las mejillas coloradas y dijo adiós moviendo su pequeña mano.



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