lunes, 14 de diciembre de 2009

Terror???


Mi sudor parecía un río caudaloso corriendo por mi frete hacia el cuello hasta llegar a mi camiseta blanca; mi corazón palpitando a tres mil pulsaciones por segundo, la respiración se hacia mas cansada haciendo eco en todo el lugar “el salón del silencio” y mis ojos rodeaba todo el salón como si fuera victima de una persecución, podían ver en mi un los ojos sigiloso de un águila queriendo atrapar alguna presa con sus afiladas garras, pero en cambio yo solo quería divisar con mis pupilas asustadas algún intruso que se acercara a mi “escondite secreto”.



Todos habían salido al patio central; hace ya un tiempo largo, pero sin embargo había alguien que todavía estaba en el salón; se podía ver que estaba asustada, aterrorizada y con un miedo absurdo que no podía evitar. Pero cuando pasaron la lista vieron que alguien no estaba ¿Dónde esta? ¡Se ha perdido! Esto pensó todos. Buscaron por todos lados, no la encontraron. Pasaron unas cientos de veces por el lugar donde estaba, no la pudieron ver, pero no por mucho. Hubo alguien que pudo verme se puso a la altura donde estaba y no pudo sacarme, estaba temblando y aterrorizada. Creo que estaba preocupada; eso no me importo, fue a buscar a otra que si me pudo convencerme y me dijo: “no tengas miedo” “no te va pasar nada” “yo estaré contigo” “cuando llegue el momento me abrazas”.


Es que ella era la que necesitaba una persona que me diera seguridad y que entendiera mi temor ¡tan solo eso era lo que quería! Que ironía y pensar que tuve que escurrirme, hacer mil y una trapa para que no me descubrieran o vieran, que tuve que pasar una hora en posición fetal asustada, para que viniera una sola persona y me digiera “hey aquí estoy, no tengas miedo, te protegeré” en ese momento vi a Dios. Tan solo seis años o menos que eso. Llego el momento y me hizo aupa diciendo palabras de aliento por todo el camino, al principio iba llorando a moco suelto, con el único consuelo de que estaría allí en todo momento, se dirigió al lugar conmigo en brazos donde tenían que ponerme la vacuna y no me soltó hasta que estuviera bien, hasta que mis lagrimas se convirtieron en risas, mi temor se convirtió en una experiencia, y mis pulsaciones descontroladas se convirtieron en casi iguales pero por el perseguir de otro niño por todo el lugar donde ella estaba. Le di las gracias con una sonrisa y a la vez lloriqueando por aquella enorme aguja que había atravesado mi piel en escasos segundos.

"Y este no fui el unico escape, hubieron muchos mas desde perseguidas por todo el hospital hasta batuqueones y forcejeos entre varias personas, ja! nunca dejaba que atravesaran mi piel, no se si es miedo o terro pero lo unico que se, es que no puedo evitar que se salgan las lagrimas cuando una aguja penetra mi piel..."

P.D.: No puedo ver aguja atravesando la piel porque las lagrimas

salen como torrentes de aguas.... el escapar se acabo pero pero la lluvia perduro....

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